La foto reveladora

La foto reveladora La foto reveladora

Valeria lleva 20 años de matrimonio y 2 hijos con Daniel, nos escribe porque no sabe que hacer con lo sucedido, pidiendo consejo ya que no quiere aceptar que puede tirar 20 años de matrimonio por una foto encontrada en celular de su esposo, a continuación la hisotria.

El sonido de la lluvia golpeando suavemente la ventana acompañaba la tranquila noche en casa. Valeria, con una taza de té en la mano, se acomodó en el sofá para revisar las fotos de su último viaje familiar. Era un hábito que disfrutaba: revivir momentos felices, capturados en imágenes, mientras sentía el calor de su hogar.

Tomó el teléfono de su esposo, Daniel, que estaba sobre la mesa de centro. Él había salido a comprar algo en la tienda de la esquina y no tardaría en regresar. Como solían compartir sus dispositivos sin problema, desbloqueó la galería y comenzó a deslizar las fotos con una sonrisa nostálgica.

Las imágenes mostraban paisajes hermosos, risas con los niños en la playa, cenas en restaurantes acogedores. Pero entonces, sin buscarlo, apareció una foto que no recordaba haber tomado.

Su respiración se detuvo.

En la pantalla, Daniel aparecía abrazando a una mujer desconocida. No era un gesto amistoso; sus cuerpos estaban demasiado juntos, sus rostros reflejaban una complicidad que hizo que el estómago de Valeria se encogiera. La mujer tenía el cabello largo y oscuro, y sonreía de una manera que hacía evidente su cercanía con su esposo.

El corazón de Valeria latía con fuerza. Volvió a mirar la fecha de la imagen. Había sido tomada días antes del viaje familiar. Su mente se llenó de preguntas. ¿Quién era ella? ¿Por qué Daniel nunca le mencionó su existencia? ¿Por qué tenía esa foto guardada en su teléfono?

El sonido de la llave girando en la puerta la sacó de su trance. Daniel entró con una bolsa en la mano, sacudiéndose la chaqueta mojada por la llovizna.

—Está empezando a llover más fuerte —comentó con naturalidad. Pero al ver la expresión de Valeria, su sonrisa se desvaneció.

—¿Quién es ella? —preguntó Valeria en voz baja, levantando el teléfono para mostrar la imagen.

Daniel parpadeó, sorprendido. Durante un segundo, su expresión fue de culpa antes de intentar recuperar la compostura.

—¿Dónde encontraste eso? —dijo, su voz con un leve temblor.

—En tu galería. Estaba revisando las fotos del viaje y apareció esta. Daniel… —su voz se quebró— ¿Quién es esta mujer?

Daniel se frotó la nuca y desvió la mirada.

—Es solo una vieja amiga. Nada más.

Valeria sintió una punzada en el pecho.

—¿Una amiga? —repitió con incredulidad—. ¿Por qué nunca la mencionaste? ¿Por qué tienes esta foto guardada?

Daniel soltó una risa nerviosa y dejó la bolsa en la mesa.

—Porque sabía que reaccionarías así. No hay nada entre nosotros, Valeria. Nos encontramos por casualidad, hablamos un rato y nos tomamos una foto. Eso es todo.

Pero su voz no tenía la firmeza de siempre. Y sus ojos, aquellos que conocía tan bien, evitaban los suyos.

—¿Por casualidad? —Valeria sintió un nudo en la garganta—. ¿Dónde se tomaron esta foto?

Daniel tragó saliva y se quedó en silencio un segundo de más.

—En un café.

—¿Cuál?

Daniel frunció el ceño, visiblemente incómodo.

—¿Eso importa?

—Por supuesto que importa. —Su voz se elevó—. Porque quiero saber si en todo este tiempo has estado ocultándome algo.

Daniel suspiró y se dejó caer en una silla.

—Valeria, te juro que no pasó nada.

Pero sus manos temblaban ligeramente cuando las pasó por su cabello.

Valeria sintió que el aire se volvía denso en la habitación. Todo en su interior le decía que había algo más. Que él estaba minimizando la situación, que estaba escondiendo la verdad.

Las lágrimas ardieron en sus ojos, pero no dejó que cayeran. Se quedó de pie, con el teléfono aún en la mano, mirando a su esposo como si fuera un extraño.

—Daniel… —susurró—. ¿Me estás engañando?

Él levantó la mirada y, por un instante, el dolor en sus ojos fue tan real que ella quiso creerle.

—No. —Su voz fue apenas un susurro.

Pero la duda estaba sembrada.

Esa noche, cuando se acostaron, Valeria se quedó despierta, mirando el techo mientras Daniel dormía a su lado. Quería creer en sus palabras, pero su corazón le decía lo contrario.

¿Había estado viviendo en una mentira? ¿Era su matrimonio solo una ilusión?

No tenía respuestas. Solo el peso de la incertidumbre y el dolor de una traición que, aunque no estaba confirmada, ya comenzaba a romperla por dentro.

La foto reveladora

Doctora Corazón

Historias de la vida real de amor, decepción y traición

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